jueves, 2 de octubre de 2008

Los Primeros Años de mi Vida

Tenía 1 año cuando aprendí a aferrarme a los brazos de mi papá abrazándolo tan fuerte como mi pequeño cuerpo lo permitía.

A los 2 mis ya aceleradas revoluciones invadían mi ser, tratando de conocer todo camino que se me cruzara, por lo que nunca pude gatear sino que aprendí a caminar de frente.

A los 3, mi papá se afeitó el bigote y no lo reconocí por una semana (hasta que le volvió a crecer), le decía “señor” y no dejaba que me cargara, ni siquiera que se me acercara. Mi papá no se volvió a afeitar el bigote hasta después de 17 años (creo que el trauma fue para ambos).

A los 4 me dieron la peor y la mejor noticia hasta entonces. ¿La mejor? Iba a tener una hermanita, con la cual jugar, cuidar y querer. ¿La peor? Se me acababa mi reinado de “ la hijita menor”!!!! , la engreída y favorita de papi (ke admito nunca dejé de serlo, pero en ese momento me sentí amenazada), la atracción de todos mis tíos y amigos de mis papás, la novedad de la casa.

A los 5 mi aversión hacia el hecho de estar en la playa, con zapatillas o cualquier tipo de zapato que no te deje sentir la arena en los pies, hicieron que riendo alegremente, juegue “chapadas” descalza bajo la luz de la luna en un campamento, hasta que sin darme cuenta corrí y terminé encima de todas las maderas aún ardientes de lo que hace minutos había sido nuestra fogata. Obviamente me quemé los pies terriblemente y quedé con ampollas y los pies en mis baldes para hacer castillos que ahora servían como recipientes con hielo y agua helada donde mis pies reposaban del ardor.

Llegaron los 6 años y con ellos ya estaban bien marcadas mis travesuras y las cosas que “solo me pasan a mi”. A esta edad ya se conocían mis travesuras tan inocentes, pero que a varios no les causaba gracia. Fue a los 6 años que conocí lo que era una papeleta (en mi cole se llamaba memorándum) y aunque no lo crean mi primera y única papeleta. ¿Por qué me sancionaron a los 6 años por única vez en 11 años de colegio? Porque hubo un día que COMO SIEMPRE POR DISTRAIDA me olvidé mi lonchera y era de esperarse que llegara el momento en el que MORIA DE HAMBRE, en eso ví que había una galletita encima de la carpeta de mi profesora (como la típica imagen de una manzana, pero ahora imagínense una galleta). Bueno, mi gran sentido de la observación había percatado que la galleta ya llevaba un buen tiempo ahí, reposando sola sin que nadie la coma, por lo que yo decidí comérmela. Mala Idea. Aunque…¿Por qué no podía si nadie más la iba a comer?. Parece que a mi profe –que para esto era bien loca y cuando terminó el año la botaron- no le causó nadita de gracia y hasta llamó a mis papas, lo cuales obviamente se rieron y respondieron con una sonrisa en la cara diciendo: tiene 6 años y tenía hambre, no es nada grave.
Desde ahí pido permiso antes de comerme la comida que veo, pero muchas veces aún no he oído la respuesta y ya me la estoy comiendo.

A los 7 ya estaba en el mundo del colegio, donde sin saberlo y a regañadientes aprendí a valerme por mí misma, a gritar al mundo mis opiniones y a defender lo que siento y pienso, así me gane los problemas u enredos más grandes de ese mundo, pero de los cuales estoy más orgullosa.


P.D.: Esta última foto es de mis favoritas de todos los tiempos, es de mi primer pasaporte, el cual indica que medía 90 cms.